Principios del mes de octubre del 2010. Siguen las quemas, los chaqueos, el encementado de Santa Cruz y la tala de árboles antiguos en la ciudad. Y las corrieron…
Preciosa y acogedora casita, ya antigua e „histórica“ a estas alturas, que irradia calor de hogar con su paternal y algo „petacudito“ toborochi, a diferencia de lo que sucede, mientras tanto, con la antipática y tan dañina exteriorización de esa mentalidad colectiva cruceña en forma de „arquitectura de la tala minimalista“.
Nuevo, pero antiguo. Refaccionado como debería ser; en el centro.
Antiguo rincón de Santa Cruz, como era antaño, paralelo a la Av. Monseñor Rivero. El día que se talen estos árboles, Santa Cruz dejará de existir ( como con los cuervos del Tower en Londres…). Así era Santa Cruz, esta es Santa Cruz y a medida que se va talando, Santa Cruz va desapareciendo. La sustituyen las sequías, las enfermedades, el clima desequilibrado de una estepa que se desertifica poco a poco, mientras la mentalidad colectiva nada percibe. La culpa reside en nada más ni nada menos que en el sellado del suelo con cemento por doquier y en la tala de árboles nativos, „originarios“ y otros, sumándosele a esto la sobrepoblación que se conjuga con una total falta de higiene de la gente. Parece que a medida que van en descenso los recursos, el „padrón oro“ , la inflación de pensamientos retrógradas e ignorantes, la ausencia de Dios y los bienes materiales efimeros y de pura pinta y el patológico deseo de acumularlos, creyendo que son derecho y ley, van en aumento hasta que los relativismos imbéciles aniquilen al humano en su obviamente miserable esencia.