Aparte de los desastres que se viven a diario en Santa Cruz – los asaltos a mano armada en pleno centro, las heces humanas esparcidas por doquier entre centro y barrios, el orín humano y los organos genitales masculinos, erectos a los cuatro vientos para orinar entre catedral y hospitales, colegios y viviendas particulares, supuestos parques y basurales catalogados como „otra cosa“ que lo que son de hecho, aparte de ello tenemos también las catastrofes de mayor o menor envergadura que se perciben en la población, por lo menos cuando no es carnaval ni época de Fexpo ni hora de „estar en una reunión“ con la comparsa o „baby shower“, matrimonio o sesión de fotos para „Sociales“ precisamente…
Se perciben porque son estruendosos, estrepitosos y se sienten; no como con el dengue que no se percibe, las inundaciones, la sequía, ni siquiera el calor insoportable, fatal, brutal que está haciendo desde el 2010 y que, insensiblemente, se capea nada más que adquiriendo un aparato de aire acondicionado con tecnología del siglo pasado y más dañino para el clima aún ( que las ya descontroladas acciones humanas a estas alturas en Bolivia ), tales como los que llegan a Bolivia, ya que a nadie le interesa el problema, siendo que tiene que ver con la „creación“ o del bien común, conceptos aún no desarrollados por estos lares…
En fin, también hay desastres para los cuales no hace falta el pensamiento intelectual ni la capacidad de abstracción, ya que son tangibles y visibles a simple ojo.
Como por ejemplo el derrumbe del „Málaga“….
A aprox. diez horas p.m. de la noche se desploma la estructura del edificio „Málaga“ en la calle Manuel Ignacio Salvatierra en pleno centro de la ciudad de Santa Cruz, a pocas cuadras de la plaza principal, mientras entre 15 y 20 personas se encuentran apuntalando la estructura resquebrajada del edificio en el sótano.